¿Cuánto vale el metro cuadrado de silencio? Es la pregunta que me hago parada en la esquina de Ferrari y Cachimayo, en este pintoresco reducto estilo anglosajón de Caballito. Camino a treinta metros de distancia de una chica que pasea un perro diminuto y puedo escuchar lo que dueña le dice a mascota pero, en cambio, nada del tráfico que pasa por la cercana Avenida Goyena, mucho menos el de Alberdi.

Decir que es como si me hubiera teletransportado a otro lugar es un cliché, pero no por eso menos cierto. Adoquines, fachadas como cuadros, cero tránsito. Dos garitas con custodia, vecinos que saben muy rápido quién vive allí y quién no. Ocho manzanas de Buenos Aires ideales para un paseo y un corredor gastronómico para conocer.

Esta zona se conoció originalmente con el nombre de “Barrio del Banco Hogar Argentino” porque tal fue la entidad que construyó las casas y otorgó los créditos para su compra. El nombre actual, mucho más atractivo, fue impulsado por las inmobiliarias en la década del 70. El Barrio Inglés, entonces, se encuentra delimitado por las calles Valle, Pedro Goyena, Del Barco Centenera y Emilio Mitre. Son en total ocho manzanas de casas antiguas, en su mayoría bien mantenidas, que tienen la particularidad de no poseer garage (algo inexistente en la época en que se construyeron) por lo que los autos, igual de llamativos que las viviendas, quedan estacionados en las calles.

Todos coinciden en que es un lugar tranquilo. Además de la falta de tránsito (no pasa ningún colectivo por el barrio), tampoco se ven muchos transeúntes, a excepción de algún runner o personas que pasean a sus mascotas. Las idea del paseo es, por un lado, admirar las fachadas de las casas, a decir que son una es más linda que la otra, y por otro lado, aprovechar la variada oferta gastronómica de la zona a cualquier hora del día.

En esta oportunidad, nos dentendremos en los diferentes comercios de la calle Valle que ha tenido un gran crecimiento, probablemente producto del desborde natural del crecimiento de la zona de Pedro Goyena. Este tramo de la calle Valle, al borde del barrio inglés cuenta con varias opciones para conocer:

“Nuestra propuesta no es pretenciosa, simplemente buscamos devolver al barrio su protagonismo de antes. Una atención cálida y amable, un ambiente acogedor y, por sobre todo, un producto casero y de calidad. Estas son nuestras razones de existir y la clave de nuestro éxito.”

“Misión: agasajar a nuestros clientes con la más exquisita pastelería artesanal, en un ambiente placentero y confortable.”

“Se destaca su propuesta original de pancackes, crepes, waffles y pastelería artesanal, sumando platos principales, ensaladas, sandwichs gourmet, entradas y picoteo. “

No he visto que tuvieran página web, pero escuche que la carta y los precios son muy buenos. Me queda pendiente ir a conocer.

Yapa de la calle del Barco Centenera:

“Tenemos más de 40 años elaborando diariamente un producto netamente artesanal. La naturaleza de nuestro helado representa la tradición de recetas ancestrales, siempre en base a materias primas de alta calidad.”

“La pastelería internacional que nos brinda un Maestro Pastelero como Eduardo Ruiz nos hace querer volver antes de irnos.”

Así que ya lo saben, si tienen pendiente una café con un amigo/a, este rincón de Buenos Aires se presenta como un buen plan, y de paso ya conocen un poquito más sobre el lugar.

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