
Como nos habíamos quedado sin tiempo, la última mañana en Madrid decidimos que mientras G. visitaba el Bernabeu, yo iría por mi cuenta al Reina Sofía, y en otra oportunidad invertiríamos las visitas. No quería irme de la ciudad sin conocer el Guernica de Picasso, así que, como el museo es enorme, subí directamente a la segunda planta a ver la colección de la cual forma parte: “La irrupción del siglo XX: utopías y conflictos”.
Para demorar el momento del encuentro, me quedé un rato mirando la sala contigua. Iba tan abstraída que no me di cuenta cuando el guardia de seguridad me recordó cortés pero estrictamente que allí ya no estaban permitidas las fotos. Es una lástima no poder tener registros visuales de ese momento, pero la obra sufrió tal deterioro en los tantos viajes que realizo para exhibirse en varios países, que luego de una costosa restauración, el Guernica no volvió a salir del recinto del museo Reina Sofía y ya no puede ser fotografiado, al menos por los turistas.

Cuando entré a la sala de la gran obra de Picasso, el silencio era lo primero que se percibía, y solo las dos mujeres guardias, que vigilaban que nadie tomara fotos, no estaban mirando el mural. Ahora que estoy recordando este momento para escribirlo, tengo la piel de gallina. En ese momento se me escapó una lágrima, algo que solo me había pasado en otros dos lugares del mundo: en Strawberry Fields del Central Park, y en la casa azul de Frida Kahlo.
UN POCO DE HISTORIA
El Guernica tiene el poder de transmitir sensaciones (yo sigo con la piel de gallina), cuando uno leyó o escuchó, más o menos, lo que se supone que quiso expresar Picasso con él. Fue pintado en óleo sobre lienzo, en el año 1937, luego del bombardeo de Guernica durante la guerra civil española.
El encargo de la obra fue realizado a petición del gobierno de la Segunda República Española para ser expuesto en el pabellón el de dicho país en la Exposición Universal de 1937 en París
Después de instaurada la dictadura de Franco en España, Piccaso prefirió que el cuadro se mantuviera a salvo en el Moma de Nueva York, pero con la expresa voluntad de que retornara a España una vez vuelta la democracia al país.
ENTENDIENDO EL GUERNICA
Dicen los que saben que el cuadro, al no tener referencia explícita al bombardeo del Guernica, es una obra más bien simbólica. En ella observamos doce “dibujos” de los cuales se obtiene una idea de lo que el artista quiso transmitir, pero aún hoy hay diversas interpretaciones de cada uno de los símbolos, y la mejor parte es que cada uno vaya encontrándole un sentido. Las partes a señalar en el cuadro son: el toro, la madre con el hijo muerto, la paloma, el guerrero muerto, la bombilla de luz, el caballo, la mujer arrodillada, la mujer con la vela, la casa en llamas, el hombre implorando, la flecha oblicua y la mujer con los brazos al cielo.

En la misma sala en la que se expone el Guernica, hay una serie de fotografías tomadas por la entonces compañera de Picasso y los bocetos originales, que documentan el proceso creativo y los diferentes cambios que fue realizando el artista para llegar al resultado final.
Si están interesados en leer más acerca e la obra les dejo este link del museo.
Dónde: Calle Santa Isabel, 52. Madrid, España.
Horarios y tarifas aquí.


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